El Evangelio es una fuente inagotable de enseñanzas y revelaciones profundas sobre la relación de Jesús con los sacerdotes. A lo largo de los evangelios, encontramos muchas interacciones de Jesús con los sacerdotes, revelando tanto desafíos como enseñanzas cruciales. En este artículo, exploraremos detalladamente la relación de Jesús con los sacerdotes en el Evangelio, destacando la forma en que Jesús desafía la autoridad de los sacerdotes, enseña sobre el verdadero papel de los sacerdotes, y revela su propia naturaleza sacerdotal. Además, reflexionaremos sobre la respuesta de los sacerdotes hacia Jesús y sacaremos conclusiones sobre la relevancia de estos temas para nuestra vida de fe hoy en día.
Jesús y su relación con los sacerdotes en el Evangelio
Jesús desafía la autoridad de los sacerdotes
Jesús no tuvo miedo de desafiar la autoridad de los sacerdotes, denunciando su corrupción y sus prácticas injustas. Un ejemplo destacado de esto es la historia de Jesús expulsando a los mercaderes del templo. En este episodio, Jesús se indigna por el hecho de que los sacerdotes han convertido el templo, que debía ser un lugar de adoración y oración, en una casa de comercio.
Este acto de Jesús no solo muestra su valentía y su compromiso con la verdad, sino que también desafía directamente la autoridad de los sacerdotes y su explotación de la religión para obtener ganancias financieras. Jesús les dice: “Está escrito: ‘Mi casa será llamada casa de oración’, pero ustedes la han convertido en ‘cueva de ladrones'” (Mateo 21:13). Con estas palabras, Jesús deja claro que los sacerdotes han traicionado su función sagrada y deben ser desafiados en su autoridad.
Otro ejemplo notable es cuando los sacerdotes interrogaron a Jesús acerca de su enseñanza y su respuesta sabia y desafiante. Los sacerdotes, buscando atrapar a Jesús en una violación de la ley, le preguntaron si era lícito pagar impuestos al César. Ante esta pregunta, Jesús responde: “Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios” (Marcos 12:17). Con esta respuesta, Jesús no solo evade la trampa de los sacerdotes, sino que también desafía su autoridad al recordarles que no solo están sujetos al César, sino también a Dios.
Jesús enseña sobre el verdadero papel de los sacerdotes
No solo desafía la autoridad de los sacerdotes, sino que Jesús también enseña sobre el verdadero papel que deben desempeñar. A través de parábolas y enseñanzas, Jesús destaca la importancia de la humildad y el servicio, en contraste con la actitud de algunos sacerdotes de su época.
En una de sus parábolas, Jesús narra la historia de los dos hombres que subieron al templo para orar, uno un fariseo y el otro un recaudador de impuestos. El fariseo, en su orgullo y autosuficiencia, se jacta de sus actos de piedad mientras desprecia al recaudador de impuestos. En contraste, el recaudador de impuestos, reconociendo su pecado y su necesidad de la gracia de Dios, se humilla ante Dios y pide perdón.
Esta parábola nos recuerda que el papel de los sacerdotes no debería ser el de alabarse a sí mismos y despreciar a los demás, sino el de servir y guiar a la comunidad en la búsqueda de la gracia de Dios. Jesús concluye la parábola diciendo: “Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido” (Lucas 18:14). Es un llamado a la humildad y el servicio para todos, incluidos los sacerdotes.
Otro ejemplo de las enseñanzas de Jesús sobre el verdadero papel de los sacerdotes se encuentra en su encuentro con sus discípulos. En Mateo 20, los discípulos están discutiendo quién será el más grande en el reino de los cielos. Jesús aprovecha esta oportunidad para enseñarles sobre el liderazgo en el reino de Dios.
Jesús les dice a sus discípulos que el liderazgo en su reino no debería ser como el de los gobernantes humanos, que buscan poder y autoridad sobre los demás. En cambio, les enseña que el verdadero líder debe ser el siervo de los demás, así como él mismo vino a servir y no a ser servido. Jesús les dice: “el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser su esclavo” (Mateo 20:26-27).
Estas enseñanzas de Jesús sobre el papel de los sacerdotes nos desafían a nosotros también a reflexionar sobre nuestra actitud frente al liderazgo y el servicio en la iglesia. Nos invita a buscar la humildad y el servicio en lugar de buscar poder y posición.
La respuesta de los sacerdotes ante Jesús
A lo largo de los evangelios, vemos una respuesta hostil por parte de los sacerdotes hacia Jesús. Ellos veían a Jesús como una amenaza para su autoridad y posición, y buscaron constantemente desacreditarlo y eliminarlo.
Un ejemplo de esto es la conspiración de los sacerdotes para arrestar y crucificar a Jesús. En Mateo 26, los sacerdotes se reúnen en secreto para planear cómo arrestar a Jesús y matarlo. Su motivación principal era su miedo de que si Jesús seguía ganando seguidores, perderían su autoridad y su influencia.
La hostilidad de los sacerdotes hacia Jesús revela su falta de comprensión de su verdadero papel y su resistencia a aceptar su mensaje y su autoridad. Jesús representa un desafío para su estatus quo y su posición de poder, lo cual les resulta amenazante.
Esta respuesta de los sacerdotes nos desafía a nosotros también a examinar nuestra propia respuesta ante Jesús. ¿Estamos abiertos a su enseñanza y su autoridad, o nos resistimos a su mensaje porque va en contra de nuestra posición y nuestros intereses personales?
Las revelaciones del Evangelio sobre la naturaleza sacerdotal de Jesús
Jesús como el sumo sacerdote perfecto
El Evangelio también nos revela la naturaleza sacerdotal de Jesús y cómo él cumple y supera el papel del sumo sacerdote del Antiguo Testamento. El libro de Hebreos ofrece una visión profunda de esta realidad.
Escribiendo a una audiencia judía familiarizada con el sacerdocio del Antiguo Testamento, el autor de Hebreos muestra cómo Jesús es el sumo sacerdote perfecto que puede simpatizar con nuestros sufrimientos y debilidades porque él mismo ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, pero sin pecado (Hebreos 4:15)
El autor de Hebreos también destaca cómo Jesús es un sumo sacerdote eterno, a diferencia de los sumos sacerdotes del Antiguo Testamento que tenían que ser reemplazados cada generación. Jesús, al ofrecerse a sí mismo como sacrificio perfecto una vez por todas en la cruz, puso fin a la necesidad de sacrificios repetidos y se convirtió en el mediador de un nuevo pacto entre Dios y la humanidad.
El autor de Hebreos declara: “Por eso, Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que los llamados reciban la promesa eterna de la herencia que Dios ha ofrecido” (Hebreos 9:15). Jesús cumple y supera el papel del sumo sacerdote del Antiguo Testamento al ofrecerse a sí mismo como sacrificio perfecto y al ser el mediador del nuevo pacto.
Jesús como el sacrificio perfecto
El Evangelio revela también cómo la muerte de Jesús en la cruz está conectada con la imagen del sacrificio del cordero en el Antiguo Testamento. En el Antiguo Testamento, el sacrificio de animales era necesario para obtener perdón por los pecados. Sin embargo, Jesús se ofrece a sí mismo como el sacrificio perfecto que puede quitar los pecados de la humanidad de una vez por todas.
El apóstol Juan declara sobre Jesús: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Jesús, como el Cordero perfecto, se ofrece a sí mismo como el sacrificio final que satisface completamente el requerimiento de justicia de Dios.
Además, el libro de Hebreos resalta cómo Jesús es el único mediador entre Dios y los seres humanos. En Hebreos 9:24, leemos: “Cristo no entró en un santuario construido por hombres, una simple copia del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora ante Dios en favor nuestro”.
Jesús, como el sumo sacerdote perfecto y el sacrificio perfecto, ofrece reconciliación y perdón de los pecados a toda la humanidad. Él es el único que puede restaurar nuestra relación con Dios y abrir el camino hacia la vida eterna.
Jesús invita a ser sacerdotes y reyes
En el Evangelio, Jesús no solo revela su propia naturaleza sacerdotal, sino que también nos invita a participar en este sacerdocio. En Apocalipsis 1:6, encontramos estas palabras: “y nos hizo un reino, sacerdotes para su Dios y Padre”. Jesús invita a sus seguidores a ser sacerdotes y reyes en su reino.
Esto implica que no solo tenemos acceso a la gracia y la comunión con Dios a través de Jesús, sino que también tenemos la responsabilidad de llevar esa gracia y amor a los demás. Jesús nos llama a ser luces en el mundo y a impactar positivamente en la sociedad en la que vivimos.
En su famoso Sermón del Monte, Jesús les dice a sus seguidores: “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse” (Mateo 5:14). Jesús nos invita a llevar su amor y su verdad al mundo, actuando como sacerdotes y reyes en su reino.
Conclusiones sobre la relación de Jesús con los sacerdotes en el Evangelio
A lo largo del Evangelio, encontramos reveladoras interacciones de Jesús con los sacerdotes. Él desafía su autoridad, enseña sobre el verdadero papel que deben desempeñar y revela su propia naturaleza sacerdotal.
Es importante reflexionar sobre la relación de Jesús con los sacerdotes y cómo podemos aplicar estos principios hoy en día. Nos desafía a buscar la humildad y el servicio en lugar de buscar poder y posición, a ser conscientes de nuestra respuesta a su enseñanza y autoridad, y a participar en el sacerdocio y el liderazgo en su reino.
Como seguidores de Jesús, somos llamados a reflexionar sobre el papel que jugamos en la iglesia y en la sociedad en general. ¿Estamos trabajando para construir su reino en la tierra? ¿Estamos llevando su amor y su verdad a los demás?
En última instancia, el estudio de la relación de Jesús con los sacerdotes en el Evangelio nos invita a profundizar nuestra relación con él, a seguir su ejemplo de humildad y servicio, y a buscar amar y servir a los demás en su nombre.
Referencias
- La Biblia RVR1960
- El libro de Hebreos en la Biblia