Descubre la Verdad Bíblica: ¿A Quién se le da el Diezmo?

El diezmo es un tema que ha sido objeto de debate y controversia a lo largo de los siglos. Esta práctica, que implica apartar el 10% de los ingresos o los productos agrícolas y entregarlos a Dios o a la iglesia, es mencionada en varios pasajes bíblicos. En este artículo, exploraremos la definición del diezmo, su historia en el Antiguo Testamento, su relevancia en el Nuevo Testamento y su aplicación en la actualidad. También examinaremos los destinatarios del diezmo y consideraremos otras formas de dar y contribuir a la obra de Dios. La meta es brindar una visión completa y comprensiva sobre este tema tan importante en el contexto bíblico.

Definición del diezmo

Definición del diezmo

El diezmo se define como la práctica de apartar el 10% de los ingresos o los productos agrícolas y entregarlos a Dios o a la iglesia. Esta práctica está respaldada por varios pasajes bíblicos, como Génesis 14:20, donde Abraham entregó el diezmo de todo lo que poseía a Melquisedec, quien era sacerdote y rey de Salem. Otro pasaje relevante es Malaquías 3:10, donde Dios le dice al pueblo de Israel: «Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde».

La historia del diezmo en el Antiguo Testamento

La historia del diezmo en el Antiguo Testamento

La práctica del diezmo se estableció en el Antiguo Testamento, comenzando con Abraham y luego desarrollándose en la ley de Moisés. En el libro de Génesis, vemos cómo Abraham entregó el diezmo de todo lo que poseía a Melquisedec. Además, en el libro de Levítico, Dios instruye a los israelitas a dar el diezmo de sus ingresos y cosechas para sostener el tabernáculo y más tarde el templo.

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El diezmo se utilizaba para el mantenimiento de los levitas, quienes eran responsables de los servicios religiosos y no tenían otra forma de sustento. También se utilizaba para el culto y para ayudar a los pobres y extranjeros. De esta manera, el diezmo se convirtió en una forma de adoración a Dios y una manera de cuidar de los necesitados en la sociedad.

Los destinatarios del diezmo en el Antiguo Testamento

Los destinatarios del diezmo en el Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento, se estableció claramente a quiénes se debía entregar el diezmo. Los principales destinatarios del diezmo eran los levitas, quienes se dedicaban por completo al servicio en el tabernáculo o el templo. El diezmo era su sustento y a cambio, ellos no tenían tierras ni propiedades.

Además, también se ordenaba que parte del diezmo se entregara a los sacerdotes, quienes cumplían funciones específicas dentro de los servicios religiosos. Además, se destinaba una parte del diezmo para ayudar a los pobres y los extranjeros. De esta manera, el diezmo se distribuía de manera equitativa en la sociedad del Antiguo Testamento.

El diezmo en el Nuevo Testamento

El diezmo en el Nuevo Testamento

A diferencia del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento no menciona específicamente el diezmo como una obligación para los creyentes. Sin embargo, encontramos enseñanzas sobre la generosidad, el dar y el cuidado de los necesitados. Por ejemplo, en 2 Corintios 9:6-7, el apóstol Pablo dice: «Cada uno de por sí decida en su corazón lo que debe dar, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre».

La enseñanza de Jesús sobre el dar y la generosidad

La enseñanza de Jesús sobre el dar y la generosidad

Jesús enfatizó la importancia de amar al prójimo, la generosidad y el cuidado de los necesitados. En sus enseñanzas, Jesús elogió el dar desinteresado y no se enfocó tanto en las normas legalistas. Por ejemplo, en el famoso relato del buen samaritano, Jesús destaca la importancia de ayudar a aquellos que están en necesidad, sin importar su origen étnico o religión.

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Jesús también elogió a una viuda pobre que dio dos moneditas en el templo, destacando que ella había dado desde su pobreza, mientras que los ricos habían dado solo una pequeña parte de su abundancia. Estos ejemplos ilustran la actitud de Jesús hacia el dar y la generosidad, enfocándose más en la motivación del corazón que en las reglas externas.

La enseñanza apostólica sobre las ofrendas y el sustento del ministerio

La enseñanza apostólica sobre las ofrendas y el sustento del ministerio

Los apóstoles también enseñaron sobre las ofrendas y el sustento del ministerio en el Nuevo Testamento. En 1 Corintios 9:13-14, el apóstol Pablo dice: «¿No saben que los que trabajan en el templo comen de lo que el templo recibe, y que los que sirven en el altar comparten lo que se ofrece en el altar? De la misma manera, el Señor ha ordenado que quienes anuncian el evangelio vivan del evangelio».

En otras palabras, los que se dedican a tiempo completo al servicio de Dios deben ser sostenidos por los recursos que provienen de las ofrendas y donaciones de los creyentes. Además, en 1 Timoteo 5:17-18, Pablo instruye a la iglesia a honrar a los ancianos que gobiernan bien, especialmente a los que se dedican al trabajo de predicar y enseñar, y establece que «el obrero merece su salario». Estas enseñanzas destacan la importancia de sostener a aquellos que se dedican al servicio de Dios.

¿A quién se debe dar el diezmo hoy?

¿A quién se debe dar el diezmo hoy?

La cuestión de a quién se debe dar el diezmo en la actualidad es motivo de debate e interpretación entre diferentes iglesias y denominaciones. Algunos sostienen que el diezmo debe entregarse a la iglesia local, mientras que otros creen que puede destinarse a organizaciones y ministerios que trabajan en la obra de Dios.

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En última instancia, la decisión de a quién dar el diezmo es personal y puede basarse en los principios bíblicos y la dirección del Espíritu Santo. Es importante mirar hacia el corazón y la motivación detrás de nuestras contribuciones, buscando siempre actuar en generosidad y obediencia a los mandamientos de Dios.

Otras formas de dar y contribuir a la obra de Dios

Otras formas de dar y contribuir a la obra de Dios

Además de la práctica del diezmo, existen otras formas de dar y contribuir a la obra de Dios. Hacer donaciones voluntarias a la iglesia y a obras de caridad es una manera de demostrar generosidad y ayudar a los necesitados. Hay muchas organizaciones y ministerios que trabajan en el servicio a los demás y que pueden recibir nuestras contribuciones.

También podemos ofrecer nuestro tiempo y talentos en el servicio de Dios y trabajar para promover su reino en la Tierra. Esto puede incluir acciones como servir en programas de ayuda comunitaria, participar en misiones, enseñar la Palabra de Dios y ayudar a otros en sus necesidades.

Conclusiones

Conclusiones

El diezmo es una práctica bíblica que ha sido parte del culto y la adoración a Dios desde tiempos antiguos. En el Antiguo Testamento, se estableció que el diezmo debía ser entregado a los levitas, sacerdotes y para ayudar a los pobres. En el Nuevo Testamento, no se menciona específicamente el diezmo como una obligación, pero se enfatizan principios de generosidad, dar alegremente y cuidar de los necesitados. La decisión de a quién dar el diezmo en la actualidad es personal y puede basarse en los principios bíblicos y la dirección del Espíritu Santo. Además del diezmo, también podemos dar y contribuir a la obra de Dios de otras formas, como donaciones voluntarias y el servicio a los demás. En última instancia, debemos buscar la dirección de Dios y actuar en generosidad y obediencia a sus principios en lo que respecta a las ofrendas y el dar.

Recursos adicionales

Recursos adicionales
  • Libro: «El Diezmo: Una Guía Bíblica y Práctica» por Douglas E. Dodd
  • Sitio web: www.diezmo.org
  • Artículo: «¿Debe un cristiano pagar el diezmo?» por Got Questions Ministries

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